Estas vacaciones de verano (Como todas) estuve en la provincia de Córdoba visitando a mi familia.
El campo de mi familia se encuentra a unos 5 km de un pueblo chico y muy tranquilo llamado San Antonio De Litín, una mezcla de nombres del primer santo que llego a la zona y de una antigua tribu aborigen llamada “Litínes” que habitaban la zona.
Con poca contaminación lumínica y un cielo increíble nos reunimos con un grupo de amigos para disfrutar de una velada astronómica plagada de mates, historias de tiempos remotos sobre estrellas que fumaban y resplandores inexplicables y sobre todo de una camaradería como la que siempre se logra en torno a un telescopio.
A pesar de la compañía de una luna maravillosa y brillante pudimos disfrutar de Júpiter y sus lunas, la “Caja de joyas”, la nebulosa de orión y otros cúmulos y objetos maravillosos que el cielo siempre tiene para quien quiera mirar.
Seguramente esta velada seguirá repitiéndose en el futuro y guardo las esperanzas de que con el tiempo un grupo de aficionados entusiastas y medios locos (Como quien escribe) formen un grupo de astronomía para hacer que esta disciplina científica se divulgue más en la zona.
Profe Mio